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Trastornos del sueño

El sueño es el acto de dormir, que debería ocupar la tercera parte de nuestros días; sin embargo, es mucho más que solo descansar. El sueño no es una función pasiva, pues durante esas horas de aparente desconexión el cerebro cambia de actividad, pero no la suspende. Mientras dormimos se produce una relajación muscular, se liberan hormonas que se utilizan en el proceso de autorreparación del cuerpo, se consolida la memoria y el aprendizaje y se autorregula el sistema inmunitario para protegernos.
El sueño adecuado, suficiente, sin interrupciones y profundo es uno de los tres pilares fundamentales para la salud, junto con una alimentación balanceada y la prác-tica del ejercicio moderado y regular. Tú requieres entre siete y ocho horas diarias de sueño en condiciones de oscuridad, silencio y temperatura adecuadas. La calidad es tan importante como la cantidad; por tanto, se considera sueño insuficiente cuando dura menos de seis horas y media.
Los trastornos del sueño son alteraciones relacionadas con el proceso de dormir, tanto en las etapas de inicio como en las de mantenimiento y en el ciclo sueño-vigilia (despierto), que van desde dificultad para conciliar el sueño, despertares continuos o despertar demasiado temprano, entre las tres y las cuatro de la mañana.
Estos trastornos se presentan más en mujeres, aunque hay más hombres roncado-res con alteraciones de la respiración durante el sueño, más frecuentes en la tercera o cuarta décadas de la vida y la etapa productiva, cuando pueden existir presiones económicas, laborales y familiares, además de cambios físicos y hormonales.

Los trastornos más frecuentes son:

• Insomnio: sueño insuficiente y no reparador.
• Síndrome de piernas inquietas: la necesidad de mover las piernas para aliviar molestias o sensaciones. • Apnea del sueño: pausas en la respiración durante el sueño.
• Parálisis del sueño: despertar en la fase del sueño cuando el cerebro está activo pero el cuerpo no.
• Enuresis: orinarse durante el sueño, más frecuente en la infancia.
• Despertar prematuro: antes de cumplir las siete u ocho horas necesarias por noche. Según la Asociación Mundial de Medicina del Sueño, los trastornos de este tipo constituyen una epidemia mundial que amenaza la salud y la calidad de vida a tal magnitud que se ha creado una nueva rama en la medicina para su valoración y tratamiento.

Las causas:

• Estrés, ansiedad o depresión.
• Consumo excesivo de estimulantes como café, refrescos, azúcar, nicotina, etcétera.
• Uso excesivo o cercano a la hora de dormir de nuevas tecnologías como celulares, tabletas, computadoras, videojuegos y televisión, porque dificulta la relajación.
• El exceso de luz a la hora de dormir es pésimo porque inhibe la secreción y la acción de la hormona melatonina, lo cual provoca despertares y cambios en el ritmo cardiaco.
• Tomar grandes cantidades de líquidos después de las seis de la tarde.

Las consecuencias:

• Cansancio, irritabilidad, baja productividad, lentitud, enfermedades más frecuentes, accidentes, dificultad para la concentración.
• Obesidad. No dormir estimula una zona del cerebro que provoca deseo de comer grasas y carbohidratos.