¿AMISTADES TÓXICAS? MEJOR DESPÍDETE DE ELLAS
Laila Robles Martínez
Cuando piensas en tus relaciones, es fácil primero llevar tu atención hacia tu pareja, los miembros de tu familia, incluso tus compañeros de trabajo; pero, ¿qué hay de tus amigos? Ya sea que los conozcas desde hace muchos años o que hayan entrado a tu vida recientemente, cada una de estas relaciones aporta –o en muchos casos resta– a la persona que eres, a la energía que transmites y hasta a los pensamientos a los que dedicas tu valioso tiempo.
Pasan los años y empiezas a darte cuenta de que aquellas amistades más profundas no se debilitan por el tiempo ni la distancia. Se trata de esas personas que sabes que siempre estarán ahí para ti y tú para ellas. Otras, en cambio, resultan frágiles y pasajeras –sí, esas que mantienes solo por Facebook pero no ves desde la secundaria–. También hay algunas que no se diluyen pero resultan agotadoras, pues drenan tu energía y te sientes francamente cansado, inseguro o triste cada que comparten una velada. Si te suena familiar, tal vez se trate de una amistad tóxica.
Reconocer que estás en una situación así no es fácil, pero lo cierto es que evaluar tus relaciones es parte de crecer y madurar. Lo ideal es que todos los integrantes de tu círculo más cercano sumen algo positivo a tu historia. Si no sabes bien por dónde empezar a depurar esa lista, estas son algunas señales de que es momento de decir adiós:
- Hay celos
La competencia saludable puede ser útil para motivarse mutuamente, pero cuando el celo cruza la línea y se convierte en envidia deja de ser divertido. Si cuando te pasa algo bueno notas que esa persona no se alegra por ti, es una bandera roja.
- La idea de reunirse te causa pereza
Tu calendario te recuerda que quedaste de ver a la persona en cuestión y lo que menos tienes son ganas de que llegue dicha cita. Confía en tu intuición; por algo será.
- Solo habla de sí mismo
Es normal que algunas veces la conversación tienda más hacia un lado de la mesa, especialmente si alguien está pasando por una etapa complicada; pero si el café siempre se convierte en monólogo, la relación no es recíproca.
- Te critica
Alguien que no hace más que recordar tus defectos –todos los tenemos– no quiere lo mejor para ti. Además, un juicio constante habla más de sus propias inseguridades que de tu persona.
- No respeta tus límites
Querer saber qué hay de nuevo en tu vida es inofensivo. Sin embargo, cuando un amigo te cuestiona sobre tus actividades y decisiones de manera habitual, es a ti a quien le corresponde ubicarlo.
- Es negativo
Quejarse todo el tiempo de todo es una clara señal de que una persona es un “vampiro energético”. No solo no te aporta, sino que te quita y te deja totalmente agotado. Si te descuidas, terminarás dentro de esa cueva oscura.
- Hay drama y mucho
Experimentar situaciones complicadas en la vida es normal y todo el mundo tiene derecho a sentirse triste, pero si tu amigo no hace más que hablar de lo mal que le va en todo… siempre, reconsidera tu relación.
Una buena amistad mejora tu sistema inmune; una amistad tóxica te enferma. Al final del día, una conexión con otro ser humano debe traerte alegría y felicidad. Lo que no debe darte es estrés o ansiedad. Hay que ser valiente para aceptar que mantener contacto con determinada amistad ya no es lo que más te conviene. ¡Mejor cortar por lo sano!
Sobre la autora:
Laila Robles Martínez S.
Periodista especializada en bienestar y estilo de vida.
Instagram: @laila_rms