El miedo y la incertidumbre
En algún momento de nuestra vida todos hemos tenido miedo y la razón es porque es una de las emociones más básicas del ser humano. Sin embargo, la mayoría de las personas lo han considerado erróneamente como malo, cobarde, algo que se debe de evitar o que causa la infelicidad. Cuando realmente esta emoción cumple con un papel fundamental: La supervivencia.
Ya que es un mecanismo adaptativo a un entorno o situación que se relaciona con nuestra capacidad de reaccionar rápidamente ante situaciones peligrosas, gracias a él nos retiramos cuando existe una amenaza para nuestra vida o autoestima.
Esto debido a que el miedo cuenta con la respuesta autónoma y la activamos de manera inconsciente. Son muchas las áreas cerebrales relacionadas.
Entre las más importantes encontramos:
• TÁLAMO: Es el encargado de decidir a dónde enviar da-tos sensoriales entrantes (Provoca sensaciones del miedo en oídos, ojos, boca y piel).
• HIPOCAMPO: Almacena y recupera recuerdos conscientes, procesa conjuntos de estímulos para establecer el contexto (Ejemplo: cuando vamos al cine a ver una pe-lícula de terror y anticipadamente, pensamos en las sensaciones que anteriormente nos provocó).
• AMÍGDALA: Es el que reproduce las emociones, determina la posible amenaza, almacena recuerdo de las emociones y del miedo.
• HIPOTÁLAMO: Activa la respuesta de “lucha o huida”.
De este modo, nuestro cerebro reacciona ante el miedo. Recordemos que no todas las personas sentimos miedo a los mismos estímulos, ni el contenido de todos los miedos son iguales. Depende de si el estímulo que provoca el miedo existe o es una causa más interna. Como puede ser:
• MIEDO REAL: Se construye a partir de componentes reales. Por ejemplo: Miedo a caer de un lugar alto y poco seguro, cuando existe la posibilidad real de caer al vacío.
• MIEDO IRRACIONAL: Tiene origen en un pensamiento imaginario, distorsionado y catastrófico. Por ejemplo: Miedo a hablar en público.
• MIEDO FÍSICO: Temor a sufrir sensaciones dolorosas derivadas de un estímulo ex-terno real o imaginario. En muchas ocasiones este miedo es difícil de controlar por sí solo, ya que puede hacer que nos movamos automática e involuntariamente para esqui-var lo que nos da miedo, “tomando el control del cuerpo durante pocos segundos”. Por ejemplo: Tener miedo a ir al médico.
• MIEDO SOCIAL: Ocurre en respuesta a un estímulo externo o nivel social. Se produce por los momentos en que la persona siente que puede ser ridiculizada y piensa que será juzgada por los demás. Por lo tanto, lo que produce temor es la previsión de esa humillación como las consecuencias que esta podría tener en el futuro. • MIEDO AL COMPROMISO: Se presenta principalmente en relaciones de pareja. Hace referencia al sentimiento o emoción de miedo que se experimenta al ver que la vida de uno es cohesionada o entregada a otra persona. En ocasiones ocurre porque la persona no quiere dejar su soltería, ha sufrido en una relación amorosa anterior o por no repetir la historia de sus padres.
• COMPLEJO DE JONÁS (Miedo al trabajo): Es un miedo a alcanzar el éxito, en el que la persona siente ansiedad y pánico por su propia autorrealización o el desarrollo de sus talentos por una baja autoestima.
• MIEDO AL FRACASO: Causa mucho sufrimiento y está relacionado con las expec-tativas que tiene una persona, se relaciona con la opinión de los demás. Sobretodo, lo experimentan las personas perfeccionistas. • MIEDO A LA SOLEDAD: Es un miedo común, pues somos seres sociales y necesitamos a los demás para gozar del equilibrio emocional necesario para hacer frente a los problemas que puedan surgir en nuestro día a día. También lo sufren aquellas perso-nas que están en una relación y no quieren ser solteras.
• MIEDO A LA MUERTE: Es el temor a perder la vida, cuando alguien fallece se cree que desaparece para siempre. En los casos en que este pensamiento sea constante en la mente de una persona, suele requerir ayuda psicológica.
El miedo reacciona en función de nuestros patrones mentales, familiares, nuestras creencias y pensamientos. Pero no olvidemos, que también es positivo, porque nos ayuda a alejarnos de un suceso para el cual todavía no estamos preparados, o bien, nos impulsa a afrontarlo y aventurarnos para adquirir experiencias sobre lo que realmente deseamos. Sin embargo, en la mayoría de los casos lo que incrementa al miedo es la incertidumbre, la cual es la falta de seguridad, aquella sensación de algo de lo que no se tiene la respuesta exacta o concreta. Debido a que implementa una falta de confianza o certeza, creando inquietud ante la carencia de un conocimiento certero.
La incertidumbre es causada por diversidad de factores, como error de información, definiciones ambiguas o ideologías falsas sobre situaciones del comportamiento humano.