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LA SEGURIDAD DE TU INFORMACIÓN.

LA SEGURIDAD DE TU INFORMACIÓN

Cuando hablamos de cibercrimen pensamos en lugares como Estados Unidos, Rusia, Reino Unido o Israel, donde por referencia sabemos de gente “talentosa” en menesteres de esta índole; sin embargo, no necesitamos ir muy lejos: en América Latina, puntualmente en México, ocurre todo lo que has visto en noticieros y has escuchado al respecto. Absolutamente todo. Es más, mientras lees este articulo sucede en sus diferentes modalidades, como ransomware, phishing, smishing, pharming, vishing, etcétera.

Dado lo anterior, es preciso no entrar en paranoia pero sí tomar el tema con la seriedad que amerita; hay que tener presente que los delitos cibernéticos se han incrementado 215% y esto tanto a empresas como a usuarios finales (como tú). En su mayoría ocurren a raíz de malas prácticas y/o descuidos.

Podríamos hablar de lo último en tecnología existente para el gremio empresarial y la disponible también para uso doméstico, desde lo más básico como un antivirus e intentar plantearnos cuál es mejor; también podríamos comentar las herramientas y los mecanismos más sofisticadas que usan los atacantes en ambas verticales (quizás en otro momento); no obstante, he encontrado necesario iniciar este tema por las personas y por lo más básico e importante, que es la concientización.

Enlistaré algunos puntos importantes a considerar en tu vida digital:

  1. Es indispensable empezar por cuidar tu información personal, así como tienes mesura con desconocidos en cuanto a compartir tus datos de contacto, correo electrónico, teléfono y, sobre todo, datos de familiares. Es importante replicar esta cautela en tus redes sociales, ya que suelen ser un terreno que los ciberdelincuentes aprovechan bien y con frecuencia.
    Detente un momento a cuestionarte, ¿acaso das tu número telefónico a todo el mundo por la calle?, ¿o entras al supermercado y repartes tarjetas de presentación por doquier? No parece ser algo común, pero lo que sí es común es ver perfiles en la red con información sensible de manera pública, como son fotos de los hijos, escuelas, propiedades, etcétera. Solo imagina esta información en las manos de alguien con malas intenciones, así que en estas cuestiones la discreción siempre es y será buena aliada. Asegúrate de verificar a quién aceptas en tus círculos digitales.

    2. Evita, en la medida de lo posible, el uso de redes inalámbricas públicas y más si son abiertas. Elegir redes que por lo menos tengan la previsión de una contraseña es recomendable; un ejemplo de acceso riesgoso es el Internet que brinda el sistema de metro en la Ciudad de México. Otro puede ser la wifi de las plazas comerciales que, a cambio de un correo o la autenticación de una red social, proporciona conexión a Internet. Esto puede ser visto como la trampa de queso para roedores. Muchos de estos sitios pueden estar programados para el robo de información y detonar una suplantación de identidad; por tanto, de preferencia usa redes confiables.

  2. No abras correos sospechosos; es decir, de fuentes desconocidas. Si por accidente lo haces, por ninguna razón abras los archivos adjuntos. Es justo aquí donde se puede ejecutar un virus o algún troyano, que por algo tiene ese nombre y puede ocultar archivos nocivos. El dicho popular dice que “la curiosidad mató al gato” y este es un buen ejemplo de ello.

En este contexto circulan correos extraños donde vale mucho ser incrédulo; principalmente porque contienen historias irreales donde se plantean premios, herencias o negocios ilógicos de la nada. No caigas en esos engaños porque, aunque no lo creas, incluso ahora existen personas que se ven envueltas en problemas graves de timos y pérdidas de dinero por falta de conocimiento.

  1. Evita compartir tus números de tarjetas de crédito o débito e información de las mismas, ya que existen páginas supuestamente del banco que dicen buscar “corroborar” datos; también a través de llamadas telefónicas para “aclarar cargos”. Recuerda que esto suele ser al revés (nosotros llamamos al banco). En caso de tener una situación así, te sugiero marcar los teléfonos que aparecen en el reverso de tu tarjeta para confirmar.

Una recomendación para las compras por Internet es el uso de tarjetas virtuales; varios bancos ofrecen este servicio en sus aplicaciones, las cuales tienen una vida temporal de cinco minutos que son suficientes para concretar tu compra y así reducir muchos riesgos.

  1. Adopta el hábito de cambiar tus contraseñas con regularidad, por lo menos un par de veces por año. Incluye combinaciones de caracteres especiales y números para integrar contraseñas de por lo menos diez dígitos. Es importante no ser obvio con el uso de palabras predecibles; por ejemplo, nombres de familiares, mascotas, etcétera.
    Esto puede ser un poco engorroso, pero si tienes presente que este es uno de los principales puntos de quiebre, sin duda valdrá la pena hacerlo. Puedes apoyarte en herramientas como llaveros digitales para recordar tus contraseñas o hasta guardarlas escritas en una caja fuerte. Nada será excesivo si valoras tu seguridad.
    Recuerda que la información como la de tus tarjetas, usuarios y contraseñas no se comparte con nadie. Es recomendable adoptar mecanismos de doble autenticación a través de cuentas de correo y números telefónicos, así como el uso de tokens.

Espero que esta información sea de utilidad para ti y los tuyos. Siéntete libre de compartir y debatir este contenido, ya que percatarnos de que lo que hacemos o dejamos de hacer tiene implicaciones y/o consecuencias es como generamos consciencia. Es lamentable enterarnos cuando personas cercanas viven alguna situación de clonado de tarjeta o que han sido víctimas de extorsión por omisión, por descuido o por la razón que sea… y desafortunadamente hasta ese momento tomamos acciones. Solemos decir que “ahogado el niño se tapa el pozo”, pero en la seguridad tanto física como digital vale más ser preventivo que correctivo. Vale más ser proactivo que reactivo, como en la vida misma…