Tlaxco, pueblo mágico de aventura y sabor
MARIANNA MAGOS
Donde tuve la fortuna de conocer gente hospitalaria, probar sabores de campo, adentrarme en el silencio del bosque y despertar todos mis sentidos.
Tlaxco es un municipio propio del Estado de Tlaxcala, que se ubica a 2 horas de la Ciudad de México. La palabra Tlaxco, significa “En el lugar del juego de pelota”.
Un Pueblo Mágico que recibió el nombramiento no hace mucho, al que se puede llegar en autobús desde la central de Apizaco, pues es el municipio más cercano a Tlaxco.
De camino, uno va dejando los colores grises de la ciudad, para encontrarse con grandes extensiones de campo, propias de las haciendas vivas que aún se conservan en este destino, el cual hace siglos fue la cuna de la ganadería en Tlaxcala; razón por la que hoy en día hay gran producción de leche y quesos artesanales. Los tipos de productos que en Tlaxco han tomado fama son el conocido queso de aro, el ahumado, el asadero, el botanero, su delicioso requesón y el queso de “tenate”, de los más sabrosos que caracterizan la actividad artesanal del lugar.
Generalmente se sirven asados con salsa verde o roja. Los productores reciben visitantes con previa reservación, para explicar el proceso y la preparación de cada tipo de queso, en donde me di cuenta que el resultado de su trabajo es lo más puro de un producto que a la mayoría de la gente le agrada.
El sol radiante del medio día me permitió visitar una de las Haciendas Ganaderas, “El Grullo”, toda una experiencia tomar la visita guiada dentro de un remolque, en donde uno puede ir viendo de cerca toros y vaquillas de diferentes edades, la adrenalina de esta aventura es única ante tan imponentes animales llenos de bravura.
Mientras salía de la hacienda, admiré los campos de cebada y trigo que abundan en la región, es inevitable contemplar el bello paisaje y mirar a lo lejos “La Peña del Rosario”, montículo en donde se practica rappel y senderismo.
Cae la tarde y la hora de la comida no se puede dejar pasar, entre los lugares que hay para comer en el centro de Tlaxco, decidí visitar “La Casona de Don Agustín”, porque ofrece platillos típicos como la sopa de milpa, el espinazo al pulque, tlacoyos de alberjón, queso asado, pastel de huitlacoche y el imperdible de la casa –requesón horneado con miel-, entre otras deliciosas opciones; ésta casona tiene 200 años de antigüedad, y fue propiedad de Don Agustín Herrera, quien la heredó a sus hijas. Una de ellas, Lupita Herrera, conserva muebles de la época de los años 20´s, vajillas, fotografías y artefactos que hacen que uno regrese al pasado al atravesar la puerta.
Este restaurante es el refugio de vecinos, forasteros y viajeros como yo, que buscamos los sabores de casa, o bien un pulque fresco o cerveza artesanal que se pueden servir en “La Azotea”, un pequeño bar de cerveza artesanal que está a la vuelta de la misma casona.
Mi viaje terminó en el centro empedrado de Tlaxco, admiré su palacio municipal que fue inaugurado por Porfirio Díaz, caminé por los antiguos portales y visité algunas tiendas antiguas que aún conservan su estantería típica. Definitivamente éste lugar es mágico, su gente es cálida y su comida es deliciosa.
Imperdibles:
- Comer pan de queso de la región y empanadas de requesón
- Visitar sus haciendas vivas, ya sean ganaderas o pulqueras
- Comprar quesos artesanales.