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Black Mamba. Hasta Pronto

Black Mamba. Hasta Pronto.

Daniela Mariscal

Kobe Bean Bryant, nacido en 1978 en Philadelphia, Estados Unidos, es una de las estrellas más icónicas del deporte. Conocido por el mundo entero como “The Black Mamba”, el basquetbolista falleció trágicamente la mañana del 26 de enero de 2020 en un accidente aéreo en el área de Calabasas, California. Como si la noticia de su pérdida no fuera suficiente, su segunda hija, Gianna Bryant o “Gigi”, como se le conocía, de tan solo trece años de edad y de quien se decía que continuaría el legado de su padre como jugadora profesional en un futuro, falleció junto a él en el helicóptero. Noticias trágicas pasan todos los días, pero la muerte de un icono como Kobe Bryant es un fuerte golpe a nuestra historia. Su vida fue única. Es probable que nunca vuelva a existir un atleta que pueda acercarse a lo que “La Mamba Negra” ha dejado atrás.

Desde su etapa como estudiante, Kobe supo que estaba destinado para la grandeza. En 1996, con solo 17 años y recién graduado de la preparatoria, el aspirante a atleta profesional decidió declararse elegible para el draft profesional de la National Basketball Association (NBA) de ese año, con lo cual renunció a la idea de asistir a la universidad. Para sorpresa de nadie, Kobe fue la decimotercera elección del primer round por parte de los Charlotte Hornets, quienes decidieron intercambiarlo de inmediato a los Lakers por otro jugador. Para esa primera temporada, y con solo 18 años, Kobe se volvió el jugador más joven de la historia en la NBA en volverse profesional. Para el siguiente año, después de demostrar sus habilidades en el juego, se le dio la oportunidad de jugar en un All-Star Game con solo 19 años y de nuevo fue el más joven de la historia en tener ese honor. Para la siguiente temporada ya tenía como compañero de cancha a Shaquille O’Neal. Con ambos como líderes, el equipo ganó su primer título de la NBA. A partir de ese momento, el cielo fue el límite.

En lo que se califica como una de las mejores alianzas entre compañeros, O’Neal y Bryant llevaron a los Lakers a ganar tres títulos consecutivos de la NBA. Tiempos turbulentos se presentaron en la vida personal de Kobe en 2004, sin contar que O’Neal fue transferido a Miami y lo dejó como único líder de los Lakers. Tras superar acusaciones por acoso sexual que nunca fueron corroboradas, Kobe decidió permanecer con los Lakers y firmó un contrato de siete años por una suma multimillonaria. A partir de la temporada 2007-2008 la situación dio un rebote importante para Kobe. Los Lakers volvieron a llegar a la final de la NBA, pero fueron derrotados por Boston. Unos meses después en las Olimpiadas de Beijing, Kobe ganó su primera medalla de oro. En las siguientes dos temporadas “La Mamba Negra” ganó su quinto y sexto título de la NBA, acreditándose el título de Jugador Más Valioso en ambas finales. Un nuevo contrato aseguró su permanencia con los Lakers por tres años más y, para agregarle una raya al tigre, en 2012 Kobe volvió a ganar la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Londres.

 

En la temporada de 2012-2013 la historia tomó un giro repentino para Bryant. Tras ser elegido para jugar su decimoquinto All-Star Game y romper el récord de Wilt Chamberlain como el cuarto mejor anotador de la historia de la NBA, Kobe sufrió la ruptura del tendón de Aquiles de su pierna izquierda, lo cual suele anunciar el final de una carrera para la mayoría de los jugadores, aunque no para “The Black Mamba”. Después de nueve meses en recuperación intensa, Kobe regresó a la cancha en diciembre de 2013 con la esperanza de estar al 100%. Por desgracia, apenas una semana después se fracturó un hueso de la misma pierna y quedó fuera por el resto de la temporada. Durante ese tiempo Kobe decidió emprender con su compañía Kobe Inc. y se enfocó en las inversiones en compañías relacionadas con el mundo deportivo.  En octubre 2014 Bryant se reunió con su equipo, después de un año de ausencia, para jugar la temporada. Para diciembre ya había superado al icono Michael Jordan como el tercer mejor anotador de la NBA, con nada más y nada menos que 32,310 puntos a lo largo de su carrera.

Para el siguiente año, y después de haber formado parte de los Lakers por veinte temporadas, Kobe Bryant anunció a través de un poema que esa sería su última temporada antes de retirarse definitivamente de las canchas. Fue una de las noticias más tristes para sus admiradores alrededor del mundo. No obstante, este no sería el final de “La Mamba Negra”: en febrero 2016 anunció el lanzamiento de Granity Studios, una compañía dedicada a la producción de contenido multimedia con la que expandió su influencia hacia sectores distintos al basquetbol.

Por fin llegó el 13 de abril de 2016, día en que Kobe Bryant jugaría su último partido de basquetbol en el Staples Center, la casa que él construyó. Con boletos a precios de hasta $30,000 dólares, 18,997 asistentes y 5.2 millones de televidentes atentos en su país, Bryant sorprendió con la anotación de sesenta puntos en la duela, sobrepasando el anterior récord de Michael Jordan con 49 puntos anotados, algo que ningún otro jugador había logrado en la historia. Gracias a esta hazaña, los Lakers decidieron retirar los dos jerseys con los que Bryant jugó desde sus inicios: el #8 y #24, los cuales permanecerán por siempre colgados sobre la cancha del Staples Center.

Como si todos sus logros no fueran suficientes, Bryant se convirtió en ganador de un premio Oscar por el mejor cortometraje animado titulado Dear Basketball. Podríamos decir que es una carta de amor al basquetbol y, al mismo tiempo, un obituario al tener que dejar ir a lo que él llamaba “su musa”. Finalmente, Bryant decidió volverse autor y publicó tres series diferentes de libros para niños. En 2018 Kobe inauguró lo que hoy inspira a los pequeños aspirantes a la grandeza en el deporte, la Mamba Sports Academy, lugar donde Gigi entrenaba y se forjaba como la heredera “Baby Mamba”.

¿Qué significa ser grande? Si bien no hay palabras que describan lo que Kobe Bryant significó para muchos, lo único que a título personal podría decir es que Bryant no solo dejó como enseñanza la “Mamba Mentality”, sino también la esperanza: no importa de dónde eres, qué edad tienes y, más importante, a qué género perteneces porque la grandeza que define a una persona viene desde lo más profundo de su ser. Viene del corazón. Viene del deseo que nos consume hasta el último de nuestros huesos de querer vivir. Gigi, sin conocerte mucho y a tu tan corta edad, tu ejemplo será mi guía porque yo también, como mujer, soy suficiente para seguir el legado de mi padre. Gracias, “Baby Mamba”. Y gracias, Kobe Bryant, por recordarnos que la vida es frágil y que debemos vivir cada momento con la misma adrenalina y pasión con que te presentabas a cada partido.

Hasta pronto, “Black Mamba”.

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