Pan de Muerto… un pedacito de nuestros fieles difuntos

Una de las tradiciones más reconocidas a nivel mundial de nuestro México, es la que celebra la memoria y el recuerdo de nuestros fieles difuntos. Desde 2008, la Unesco añadió esta festividad a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, originalmente proclamada en 2003.  El motivo es celebrar el retorno transitorio a la tierra de los familiares y seres queridos fallecidos asistiendo a cementerios y preparando altares con alimentos, veladoras, incienso, fotografías y flores para recordarlos.

Muchas versiones se han dado alrededor del origen de esta costumbre, sin embargo, grandes historiadores han concluido que este ritual inició antes de la conquista. Cuando una princesa era ofrecida a los dioses, su corazón aun latiendo era depositado en una olla con amaranto y después quien encabezaba el rito, lo mordía en señal de agradecimiento a un dios.

A la llegada de los conquistadores españoles, estos, rechazaron los sacrificios que se llevaban a cabo y elaboraban un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de la doncella. Surgiendo la concepción del pan de muerto.

En cuanto a la representación, tradicionalmente este se da en forma circular que simboliza el ciclo de la vida y la muerte. En la parte superior, en el centro, surge un pequeño círculo que representa el cráneo del difunto, las cuatro canelillas hacen alusión a los huesos y/o a las lágrimas derramadas por los que ya no están. 

Cualquiera que sea el origen de este alimento ancestral, no podemos negar que colocarlo en nuestra ofrenda familiar para conmemorar a nuestros difuntos y degustarlo acompañado de un chocolate caliente es simplemente delicioso. Por lo que en ACTITUDES, te invitamos a seguir manteniendo esta tradición ancestral en compañía de sus seres queridos, contemplando esos recuerdos inolvidables de aquellos que se adelantaron en el camino…